martes, 27 de marzo de 2012

Suelo de roca blanca.

Hoy, otra vez, me enfrento a una pagina en blanco, como siempre sin saber como atacarle y sin saber como comenzar ha ensuciarla. Esta vez me enfrento a ella con más animo y entusiasmo que ayer y anteayer, por lo tanto me he separado de mis amigos, para no sentirme observado. No podéis creer desde donde os escribo esta noche, de hecho, ni yo me lo puedo creer y eso que ya es la segunda vez que vengo. La primera vez fue más del típico turismo de llega, míralo, hazte una foto para demostrar que has estado y para dar envidia a tus contactos de Facebook y vamos ha hacer lo mismo en otro sitio. Hoy somos cuatro y no tenemos ninguna prisa, podemos quedarnos hoy o acampar una semana. No quiero decir que esta sea una noche mágica en un lugar mágico, no vayan a volver a juzgarme de estar bajo los efectos de algún estupefaciente. Mejor os describo esto y juzgar cada uno si es mágico o no merece tal sinónimo y si en algún momento os parece medio mágico o interesante, imaginar sentirlo y estar aquí. Llevo escritas pagina y media de mi cuaderno y estoy utilizando solo la luz de la luna, que hoy alumbra como en las noches especiales, las grandes noches, bajo las cuales se escribe la historia de mi vida. Estoy en Hierve el agua, en la montaña y rodeado de montañas, en el cerro de Oaxaca. Suelo de roca blanca que tiene venas y casi siento sus latidos, con dos piscinas naturales de agua turquesa. Puedo contar cuatro arboles, cada uno diferente al anterior y que ni el mejor diseñador o decorador conseguiría mejorar. Uno de ellos es grande y da gran sombra, incluso ahora, de noche, ya que las sombras que produce esta luna son dignas del sol. El segundo de derecha a izquierda, es el más famoso, el que sale si le preguntas a Mr. Google sobre Hierve el agua. Es un árbol seco, muerto, con dos ramas principales de las cuales bajan ramas queriendo volver a casa, a la tierra, a la preciosa poza que tiene justo a su lado, a medio metro, poza en la cual se refleja creando historias interminables en nuestro subconsciente, pero ha esas ramas ya les llego su hora, ya dejaron de crecer sin conseguir su meta. Los otros dos árboles son más sencillos, uno casi seco y el otro, a escasos metros, fuerte y verde.
Escucho el agua nacer de la fría roca y deslizarse suave pero segura camino a la primera de las pozas. Como en la vida misma, cada nueva gota que ingresa en la poza, hace desbordar otra, desplazándola a la segunda poza, diez metros más allá. Cada gota, en su viaje deja un relajante sonido, que se mezcla con los ruidos de cada uno de los miles de seres, animales e insectos, creando la mejor de la sinfonías.
Si alzamos la vista, vemos que las estrellas gobiernan y protegen el cielo inmóviles, pues no necesitan ta recurso, pues todos las admiramos.

   Fragmento de mi diario de viaje. 5/12/2011        

sábado, 17 de marzo de 2012

recuerdos que casi ni recuerdo...

...que es de esos recuerdos que casi ni recuerdas. La verdad no se si realmente es un recuerdo o solo una imagen idealizada que he creado a partir de lo que me han contado. Hablo de esos anocheceres de verano, probablemente entre semana y julio, pues en mi recuerdo no hay mucha gente y es un ambiente casi familiar, cuando mi madre tenia la cantina de Beraza. Solo de recordarlo, o imaginarlo, me lleno de tranquilidad, no me quiero atrever a decir quienes solían crear ese ambiente, pues en mi mente están Chapuceti, Cheles, Luisma, Aita y Ama, pero quien sabe si este diciendo alguna barbaridad. Lo importante era la música, la tranquilidad y el buen ambiente, sonaba Kiko Veneno ( aupa Kiko VeneVeneVene_no ), Jarabe de Palo, Café Quijano, etc..., las guitarras eran habituales invitadas al evento y grandes acompañantes. La verdad no recuerdo si esto era cuando las cantinas de hojalata o ya eran mas modernas, no recuerdo si el malecón ya era el de hoy o todavía no estaba, pero en cambio nadie tiene la imagen idílica y clara que tengo yo de esos momento, los que no los conocéis no podéis imaginarlos y los que si estuvisteis allí ojalá tengáis un recuerdo tan bonito como el que yo tengo, con muchas interrogantes, muchas dudas de detalles y muchas incertidumbres, pero con lo mas importante muy claro, buenísimos momentos que algún día me gustaría repetir...