Hoy, otra vez, me enfrento a una pagina en blanco, como siempre sin saber como atacarle y sin saber como comenzar ha ensuciarla. Esta vez me enfrento a ella con más animo y entusiasmo que ayer y anteayer, por lo tanto me he separado de mis amigos, para no sentirme observado. No podéis creer desde donde os escribo esta noche, de hecho, ni yo me lo puedo creer y eso que ya es la segunda vez que vengo. La primera vez fue más del típico turismo de llega, míralo, hazte una foto para demostrar que has estado y para dar envidia a tus contactos de Facebook y vamos ha hacer lo mismo en otro sitio. Hoy somos cuatro y no tenemos ninguna prisa, podemos quedarnos hoy o acampar una semana. No quiero decir que esta sea una noche mágica en un lugar mágico, no vayan a volver a juzgarme de estar bajo los efectos de algún estupefaciente. Mejor os describo esto y juzgar cada uno si es mágico o no merece tal sinónimo y si en algún momento os parece medio mágico o interesante, imaginar sentirlo y estar aquí. Llevo escritas pagina y media de mi cuaderno y estoy utilizando solo la luz de la luna, que hoy alumbra como en las noches especiales, las grandes noches, bajo las cuales se escribe la historia de mi vida. Estoy en Hierve el agua, en la montaña y rodeado de montañas, en el cerro de Oaxaca. Suelo de roca blanca que tiene venas y casi siento sus latidos, con dos piscinas naturales de agua turquesa. Puedo contar cuatro arboles, cada uno diferente al anterior y que ni el mejor diseñador o decorador conseguiría mejorar. Uno de ellos es grande y da gran sombra, incluso ahora, de noche, ya que las sombras que produce esta luna son dignas del sol. El segundo de derecha a izquierda, es el más famoso, el que sale si le preguntas a Mr. Google sobre Hierve el agua. Es un árbol seco, muerto, con dos ramas principales de las cuales bajan ramas queriendo volver a casa, a la tierra, a la preciosa poza que tiene justo a su lado, a medio metro, poza en la cual se refleja creando historias interminables en nuestro subconsciente, pero ha esas ramas ya les llego su hora, ya dejaron de crecer sin conseguir su meta. Los otros dos árboles son más sencillos, uno casi seco y el otro, a escasos metros, fuerte y verde.
Escucho el agua nacer de la fría roca y deslizarse suave pero segura camino a la primera de las pozas. Como en la vida misma, cada nueva gota que ingresa en la poza, hace desbordar otra, desplazándola a la segunda poza, diez metros más allá. Cada gota, en su viaje deja un relajante sonido, que se mezcla con los ruidos de cada uno de los miles de seres, animales e insectos, creando la mejor de la sinfonías.
Si alzamos la vista, vemos que las estrellas gobiernan y protegen el cielo inmóviles, pues no necesitan ta recurso, pues todos las admiramos.
Sigue contando, Iuri, sigue, que es una gozada pasar de la habitación a una noche de luna en la montaña rodeado de árboles fantasmas.
ResponderEliminarCreo recordar (por Mikel) que en Twenty colgaste muchas fotos del viaje. ¿Se podrían incluir aquí algunas cuando vengan a cuento?
la verdad es que estuve dudando si incluir imágenes o no, pero creí más oportuno dejar un espacio a la imaginación y que con mis palabras cada uno creara la imagen que mas le gustara y no casarse con la realidad...
Eliminara, y todas las fotos que subí al Tuenti, también están en el Facebook, en tres carpetas, Oaxaca, Chiapas y Cuba. Las fotos de esta parte del viaje están en la carpeta Oaxaca. y gracias!! me encanta que te guste!
EliminarMe gustaría ver esa luna enorme que os ilumina tanto como el sol, el árbol que yace a la orilla de la poza y la sombra de ella reflejada en el agua. Me gustaría ver el manto de estrellas pegadas en el cielo y el horizonte lleno de luces emitidas por la grande ciudad de Méjico, eso es lo que me gustaría.
ResponderEliminarComo siempre hay una frase echa para cada momento y es la frase QUERER ES PODER y.....he cerrado los ojos y con tu magnifica descripción volando en mi cabeza me he desplazado a ese lugar tan maravilloso. Solo decirte una cosa más, sigue escribiendo y contándonos todas estas cosas.
Ha y como bien dice Luisma alguna foto no viene de más.
Ondo pasa.
Agur.
Ahora en mi cabeza, se mezclan los recuerdos de tus fotos de Roca Blanca y las sensaciones que me han traído esta nueva entrada, me suelto y dejo que eso me envuelva, que me lleve de viaje por los recovecos de mis sentimientos, inspirado pela fuerza de tus palabras. No puedo ver el arbol seco ni el lago turqueza, tampoco veo la luz de la Luna ni las sombras de ramas sobre el agua, ni siquiera puedo oír las gotas de agua cuando nascen o pasan de una poza a otra, pero lo que sí puedo sentir es la enormidad de la belleza que te envuelve en el momento que escrives este relato. La belleza no se ve, ni se oye, ni se toca; la belleza se vive. Gracias por compartir.
ResponderEliminarAlgunas veces, unas palavras valen más que millones de imagenes. Me gusta que no hayas puesto fotos.
Volverlo a leer ha sido casi mejor que leerlo por primera vez. Me ha transportado al sitio que se describe. Así, con tiempo y sintiendo las sensaciones que transmite, escuchando los sonidos y con la luz de una luna inmensa. Bueníííísimo.
ResponderEliminarSe me ha hecho corto, pero ya sabes ese dicho que dice "Lo bueno, si breve, dos veces bueno".
Muxu handi bat